Por el Equipo Slow Fashion Next.
Foto de Cherie Birkner en Unsplash
Contexto
En artículos anteriores hemos hecho referencia a cómo una industria de la moda gestionada de manera responsable puede afectar de manera positiva a los diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible, y hemos podido analizar cómo innovando en materiales y en métodos de producción, así como en salud y educación pueden hacer el bien tanto en la economía como en el planeta.
A continuación, te mostramos cómo la moda puede impactar favorablemente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con el clima y la biodiversidad.
Si continuamos por el mismo camino, perderemos nuestros objetivos de reducción de emisiones para 2030 en un 50%.
Objetivo 13: Acción por el Clima
S WEB Goal 13 A estas alturas ya somos más que conocedores de la conexión directa entre el cambio climático y la industria de la moda. Sabemos que una industria que utiliza para su funcionamiento otras industrias que a su vez tienen niveles altos de emisiones, como el transporte o la agricultura, tiene un impacto negativo en el medio ambiente.
El cambio climático debido al aumento de las emisiones de CO2 golpea principalmente a los países más vulnerables con desastres naturales como sequías severas, incendios, inundaciones y huracanes.
Para optar por la justicia climática, la industria de la moda debe liderar el cambio. La huella de la industria de la moda en el clima es igual a la del Reino Unido, Francia y Alemania juntos: entre un 4% y un 10% de las emisiones de CO2 de todo el planeta.
Para mitigar esta situación, debemos fijarnos en la meta 13.3, “Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto de la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana”, y que se ponga en práctica en los países productores de moda rápida.
Su efectividad se podrá medir gracias al indicador 13.3.1, “Grado en que la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible se incorporan en las políticas nacionales de educación, los planes de estudio, la formación del profesorado y la evaluación de los estudiantes”.
Solo con una educación orientada en la mitigación del cambio climático conseguiremos que se diseñen políticas de producción de moda orientadas a ello.
Objetivo 14: Vida Submarina
Cada vez que lavamos una prenda sintética, las microfibras, también conocidas como micro plásticos, se liberan en el agua. Estos micro plásticos finalmente acaban en los océanos, en la comida que comemos, e incluso en la lluvia.
Mientras que ya existen productos innovadores disponibles para los consumidores, ¿Cómo puede la legislación hacer cumplir una recopilación segura de micro plásticos?
Al contaminar los océanos con elementos tóxicos como productos químicos procedentes del proceso de teñido y manipulación de prendas que desprenden microfibras cuando se lavan, contribuyendo así al calentamiento global, la industria de la moda contribuye en gran medida a la destrucción de la vida submarina. No obstante, existen empresas que se dedican a transforman partes del problema en soluciones innovadoras, como Parley for the Oceans.
Si de aquí a 2025, “prevenimos y reducimos significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutriente”, habremos cumplido la meta 14.1. El cumplimiento de esta meta podrá medirse a través del indicador 14.1.1, que utiliza el “Índice de eutrofización Costero (ICEP) y densidad de desechos plásticos flotantes”.
Objetivo 15: Vida de Ecosistemas Terrestres
Ropa bonita destinada a protagonizar looks impolutos se produce con unos niveles de polución de gran toxicidad, y con unas condiciones laborales infrahumanas en países en vías de desarrollo de todo el mundo.
¿Qué pueden hacer las empresas para asegurar una energía limpia, agua y sanidad en las áreas donde operan?
Conclusión
La industria de la moda debe trabajar para proteger, reestablecer y promover un uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar bosques de manera sostenible, combatir la desertificación y prevenir la pérdida de la biodiversidad.
La sobreproducción y la producción no sostenible tienen un impacto negativo en la biodiversidad del planeta, pero la industria tiene un gran deseo para cambiar esta situación para bien.
Una de las medidas que lidera este cambio es el Fashion Pact, creado en 2019, un acuerdo global entre empresas que se proponen cumplir una serie de objetivos medioambientales: parar el calentamiento global, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos. Al no ser legalmente vinculante, los avances son mínimos, pero medidas como ésta contribuyen al cumplimiento de la meta 15.3: “De aquí a 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con efecto neutro en la degradación de las tierras”, y se podría medir su cumplimiento con el indicador 15.3.1. «Proporción de tierras degradadas en comparación con la superficie total».
Nunc omni virtuti vitium contrario nomine opponitur. Age sane, inquam.
An dolor longissimus quisque miserrimus, voluptatem non optabiliorem diuturnitas facit? Sed quanta sit alias, nunc tantum possitne esse tanta. Scio enim esse quosdam, qui quavis lingua philosophari possint; Inde sermone vario sex illa a Dipylo stadia confecimus.